Debido a la diferencia cambiaria, Uruguay estableció descuentos en distintos comercios y en combustible, para evitar el perjuicio de los comerciantes locales.
El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, tomó la decisión de implementar una serie de medidas que beneficien, o más bien, contrarresten el perjuicio de los comerciantes de las ciudades fronterizas con Argentina, debido al masivo cruce de fronteras de sus coterráneos que buscan los convenientes precios como producto de la diferencia cambiaria.
De esta manera, el mandatario lanzó este miércoles distintos descuentos en combustibles, farmacias y otro tipo de comercios, al mismo tiempo que estableció estímulos al empleo, como parte de una estrategia para evitar que los uruguayos compren en nuestro país.
En primer lugar, amplió la ley de Frontera que beneficia a unos 10 mil contribuyentes con la eximición de distintos impuestos y aportes patronales jubilatorios, mientras evalúan exonerar también a comercios minoristas de frontera de los cargos fijos de tarifas públicas.
Además, anunciaron la reducción en los combustibles de aquellas estaciones de servicio ubicadas en la zona fronteriza, más específicamente, en un radio máximo de 20 kilómetros del límite con Argentina.
Sumado a esto, el Banco del Uruguay creó un sistema de beneficios con las tarjetas de crédito que emite, con las cuales los uruguayos podrán obtener importantes rebajas en farmacias, que fue el sector más golpeado por la diferencia cambiaria, dado que los precios son hasta tres veces menores que los costos uruguayos.
Finalmente, el Gobierno de Lacalle Pou estableció subsidios a empresas que contraten a personas de entre 15 y 29 años o que sean mayores de 45, que residan en los departamentos del litoral y pertenezcan a un hogar «por debajo de la línea de pobreza». En tal caso, la firma que cumpla con esto tendrá subsidiado el salario de ese empleado contratado por un plazo de 6 a 12 meses, en un 60% si es hombre y en un 80% si es mujer.
De este modo, el presidente uruguayo intenta frenar el éxodo de cada fin de semana, que es cuando sus ciudadanos aprovechan a «cruzar el charco» para comprar más barato.